
La cultura olmeca, una de las civilizaciones más antiguas de Mesoamérica, nos dejó un legado cultural y artístico que hasta el día de hoy sigue fascinando a arqueólogos, historiadores y amantes de la cultura precolombina. Entre las numerosas joyas que nos legaron los olmecas, se encuentra su visión del universo, la cual se refleja en su arte, su arquitectura y sus creencias religiosas. En este artículo, exploraremos cómo los olmecas concebían el universo y cómo plasmaron esa concepción en sus creaciones.
Los olmecas, asentados en la región del Golfo de México entre el 1200 a.C. y el 400 a.C., fueron pioneros en muchos aspectos culturales en Mesoamérica. Su visión del universo estaba estrechamente ligada a su cosmovisión religiosa, la cual tenía como base la idea de la dualidad y la interconexión entre los seres humanos, la naturaleza y los dioses. Esta cosmovisión se ve reflejada en su arte monumental, en el que destacan las famosas cabezas colosales, así como en sus rituales y en la disposición de sus centros ceremoniales.
El Universo Olmeca
Para los olmecas, el universo estaba compuesto por tres planos interconectados: el plano terrenal, el plano acuático y el plano celeste. Estos planos se comunicaban entre sí a través de diversos portales y puntos energéticos que los olmecas consideraban sagrados. La Tierra, para los olmecas, era un ser animado con vida propia, que debía ser venerado y cuidado en todo momento.
El Plano Terrenal
En el plano terrenal, los olmecas se concentraban en cultivar la tierra, pescar en los ríos y mares, y construir imponentes centros ceremoniales que servían como puntos de conexión entre los dioses y los seres humanos. En estos centros ceremoniales se llevaban a cabo rituales, ofrendas y ceremonias en honor a los dioses de la naturaleza, quienes según los olmecas controlaban los ciclos de la vida y la muerte.
El Plano Acuático
El plano acuático ocupaba un lugar central en la cosmogonía olmeca, ya que el agua era considerada el principio vital de la creación y la fuente de toda vida. Los olmecas adoraban a Tlaloc, dios de la lluvia y del agua, a quien atribuían la fertilidad de la tierra y la abundancia de los cultivos. Los ríos, lagunas y mares eran vistos como portales hacia el inframundo, el lugar de los ancestros y de los dioses primigenios.
El Plano Celeste
Por último, el plano celeste representaba el reino de los dioses y de los astros, quienes según los olmecas influían en el destino de los seres humanos y en el devenir de la humanidad. El sol, la luna, Venus y las estrellas eran venerados como dioses poderosos que regían los ciclos del tiempo, las estaciones y los ritmos de la naturaleza. Los olmecas construyeron observatorios astronómicos para estudiar el movimiento de los astros y predecir los eclipses y las estaciones.
El Arte como Expresión de la Visión del Universo Olmeca
El arte olmeca es una de las manifestaciones más impresionantes de la visión del universo de esta antigua civilización. Las cabezas colosales, talladas en piedra volcánica, representan a seres humanos con rasgos sobrenaturales, como labios gruesos, mentones prominentes y cascos en la cabeza. Estas cabezas, dispuestas en las plazas de los centros ceremoniales, simbolizan la conexión entre el mundo terrenal y el mundo divino.
Además de las cabezas colosales, los olmecas crearon una gran cantidad de esculturas zoomorfas y antropomorfas, destacando la figura del jaguar como un ser sagrado y poderoso. El jaguar, para los olmecas, era un animal totémico que representaba la fuerza, la astucia y la conexión con el mundo espiritual. Muchas de las esculturas olmecas muestran la fusión entre lo humano y lo animal, revelando la profunda relación que los olmecas tenían con la naturaleza y sus habitantes.
Conclusion
La visión del universo en la cultura olmeca es un reflejo de la profunda conexión que esta civilización tenía con la naturaleza, los dioses y los astros. A través de su arte, su arquitectura y sus rituales, los olmecas expresaron su cosmovisión dualista y su respeto por los ciclos de la vida y la muerte. Hoy en día, podemos admirar y estudiar el legado de los olmecas para comprender mejor nuestra propia relación con el universo y la importancia de honrar y preservar la Tierra que habitamos.